20 ago 2007

100 millas del Himalaya. La Crónica

100 millas Himalaya Rage Stage

Distancia: 170kms
Desnivel: altura 3900mts
Tiempo: 17:25hrs
Etapas: 5
Clasificación: 2
Año: 2 Noviembre 2006
Zona: Darjeeling,Himalayas, India



Estando convaleciente en el sofá de casa de mis padres tras acabar la durísima carrera del Desierto del Sahara, la Marathon des Sables en Marruecos, me puse a buscar en el ordenador carreras por etapas.
Ya quería más, había conseguido encontrar algo mágico que me estimulaba y me hacia pensar en positivo. Sin saberlo, estaba comenzando a trazar un rumbo en mi vida del cual estoy muy orgulloso. Viajar y competir. El tener un objetivo a largo plazo te hace entrenar constante, llenarte la mente de sueños e interesarte por el país donde vas a competir. Y la India iba a ser el siguiente destino.
Había leído mucho sobre el país y visto un sin fin de documentales. Me apetecía mucho poder vivir otra cultura en otro continente y en primera persona. Las 100 millas del Himalaya tenia todos esos requisitos. Viajar a Asia y poder ver con mis propios ojos el Taj Mahal o el Everest era algo que no me hubiera planteado un año atrás.
La carrera se desarrollaba en la exótica zona de Darjeelin, en el Golfo de Bengala, la parte noreste del País, entre Nepal y Buthan. Constaba de 5 etapas que se corría, en muchas ocasiones, a más de 4000mts de altitud. Algo nuevo que te hace tener ese miedo de no saber como tu cuerpo va a reaccionar y te da ese plus de motivación para entrenar y preparar el reto sin cometer errores. Lo único que veía fácil era que no tenía que llevar nada de material mientras competía.
En la Marathon des Sables tenía que llevar durante la competición, toda la comida y material en una mochila de 8kgs y aquí solamente un par de barretas y agua. Todo el material nos lo transportaban de campamento a campamento. Eso me tranquilizaba un poco.
El viaje fue bastante largo y duro. Para llegar a destino, tuvimos que realizar tres conexiones de avión y muchas horas de autobús, pero el paisaje era tan auténtico que no parabas de maravillarte.
En esta carrera participamos un grupo de amigos que hizo todo un poco mas ameno y sobretodo pudo venir Neus, que no quería perderse esa aventura.
Llegamos a Maneybhanjyang, la aldea donde se realizaría la salida de la primera etapa.
Para la gente de la zona era un evento sin precedentes. Supongo que es muy chocante ver a un montón de corredores estirando, dándonos ánimo y vestidos con ropas que para ellos son como disfraces en un pueblo donde no suele haber nada fuera de lo normal durante todo el año.
El ambiente que se creó fue muy emocionante. En voz alta hicimos la cuenta atrás y a correr. Todo aquello que había soñado, iba a suceder. Había conseguido cruzar la línea de salida de otra aventura que sin duda iba a ser muy especial.
La primera etapa fue la más dura de toda la carrera ya que teníamos que correr desde los 1800mts de altitud hasta los 3800mts donde estaba el primer campamento en tan solo 38kms.
El terreno no era muy técnico. Una pista adoquinada ascendiente cruzando aldeas que dividían Nepal e India con muchísimas curvas, pero con unas vistas impresionantes. Teníamos el techo del mundo, montañas de más de 8000mts de altura como el Makalu, Lothse y Kanchenchunga ,justo enfrente nuestro. Un lujazo para cualquier amante de la naturaleza.
El clima era perfecto, un día despejado que nada más salir tuve que ir quitándome ropa. Pensaba que haría mucho frío, pero resultó que no. Mientras corrías tenías calor pero cuando acababas las etapas si que te tenías que abrigar y mucho.
Tardé más o menos 5 horas para completar la primera etapa y quedé en tercera posición. La verdad que no me lo esperaba, estaba muy contento y cansado a la vez. La ascensión había sido tan progresiva que el mal de altura no me afectó mucho y las piernas no me fallaron. Las primeras sensaciones eran muy positivas.
La primera noche en el campamento de Sandarkphu fue un poco chocante.
Al acabar la etapa, me abrigué, hice unas fotos impresionante y me fui al breffing para saber detalles técnicos de la segunda etapa. Al acabar, nos fuimos todos a cenar a una caseta típica de la zona, donde se estaba muy confortable y al acabar cada uno se fue a dormir.
A Neus y a mí nos tocó una caseta de uralita con un frío fuera de lo normal. Tuvimos que ponernos, si exagerar, cinco mantas cada uno más el saco y la ropa térmica. El frío era insoportable. A mí ya me comenzaba a doler la cabeza del mal de altura. Tenía los ojos muy rojos y la sensación de malestar se incrementaba mientras pasaba más tiempo a 4000mts de altura. No estaba nada a gusto.
Pasaron tres o cuatro horas y uno de los momentos más angustiosos de toda mi vida se sucedió.
Neus me despertó por que se estaba mareando. No se encontraba bien. En el tiempo de encender mi frontal, por que no teníamos luz eléctrica, me la encontré tumbada con los ojos en blanco y sin respirar. Mi reacción fue zarandearla bruscamente gritando su nombre. No me podía creer lo que estaba viviendo, pensaba que estaba muerta. Comencé a pegar golpes a las paredes y chillar lo más fuerte que podía para hacer ruido y que alguien me ayudara. Al no venir nadie, seguí agitándola para que reaccionara y dio resultado. Reaccionó y me hablaba muy despacio, como si estuviera en shock. No sabía lo que decía. Estaba como ida.
En esas que vino el doctor de la carrera, que era veterinario, y le dio unas bolas de cocaína para que la sangre fluyera más rápido y su cuerpo estuviera otra vez en buenas condiciones. Había sufrido el famoso mal de altura, su cuerpo no transportó el suficiente oxigeno a la sangre por ascender más rápido de lo normal a una altura considerable. Ella subió con un 4×4 hasta los 4000mts de altura en una hora. No se aclimató y pasó lo que pasó.
Por suerte todo quedó en un susto, pero yo esa noche la pasé fatal. No podía dormir. Estaba pendiente de si Neus respiraba o le sucedía lo mismo. Así que para la segunda etapa iba a estar muy pero que muy tocado.
La segunda etapa era un poco mas corta y casi sin desnivel positivo. Se salía de los 4000mts y se llegaba al mismo campamento. Era un bucle con unas vistas a la cordillera del Himalaya de ensueño. Salí con Alex Clarasó y Miguel Fresneda. El ritmo era alto y al cuerpo le costaba reaccionar a los baches y piedras que nos íbamos encontrando por el camino. El mal de altura te deja un poco lento y con tan mala pata que Miguel se cae y se disloca un dedo de la mano.
Le dolía mucho. Lo tenía muy torcido y se lo quise recolocar.
Daba bastante impresión pero tenía que hacer algo. Lo pude corregir y seguimos corriendo hasta el avituallamiento, que justamente estaba el doctor. Con todo lo sucedido, llegamos a meta bastante tocados. El mal de altura, el cansancio y los nervios estaban dejando huella. Aún así la etapa estuvo entretenida. 32Kms y 3:30hrs. Seguía tercero.
La tercera etapa era la etapa Marathon, con 42kms. Tenía muchas ganas de que llegase ese día, ya que el tramo final descendía bastante y así se me iba a ir el mal de altura.
Salí muy tranquilo ya que mi cuerpo no respondía mucho y poco a poco cogí confianza y velocidad. La verdad es que fue, sin duda, el mejor día. El tramo final de la etapa lo hice muy rápido y estuvo muy emotivo. Los niños de la aldea de Rimbik me acompañaron hasta la meta. 5:20hrs de etapa, estaba eufórico.
Ese día dejamos atrás el campamento y dormiríamos en una casa de madera con un poco más de confort y sin tanta altura. La aldea de Rimbik es una aldea que está en situada en el Singalila national park así que teníamos un entorno inigualable. En la zona oeste del Golfo de bengala, la gente es bastante pobre, pero como al contrario que en la capital, que son pobres, muy sucios y desordenados, en la montaña la gente es más sencilla, preocupada por el medio y saben sacarle partido a la tierra cultivando verduras y frutas. Estuvimos muy cómodos en la aldea y eso ayudó a afrontar un final de carrera emocionante.
En la clasificación seguía tercero, pero un atleta Inglés me pisaba los talones cada día. Faltaban dos etapas y tenía que intentar mantener esa brillante plaza.
Ya sé que en estas carreras lo menos importante es el resultado. El mayor premio es acabar, pero cuando te posicionas en cabeza de carrera siempre luchas hasta el final. Y eso iba a hacer.
La cuarta etapa era la más corta, tan solo 20kms pero el cuerpo cada vez se iba debilitando. Salimos muy rápido. El Inglés se me puso detrás para intentar adelantarme pero no pudo. Estaba muy rápido y corrí con mucha motivación. Después de 1:30hrs llegué a meta en tercera posición. Sólo quedaba una etapa de 27kms y finalizaría una carrera épica.
En cabeza habían dos corredores que siempre llegaban juntos, y en el brieffing final, el organizador les dijo que si llegaban juntos en la última etapa , compartirían el primer puesto y que los siguientes serían segundo y tercero. Fue una gran noticia. Pero no me podía dormir. 27Kms con esa altura y con tanto desgaste era una barbaridad.
Último día y me encontraba muy bien. Salí a tope y con pensamientos positivos. Cantando y pensando en los míos. Neus estaba conmigo, pero mi madre, mi padre o mi hermana estaban a muchos kms y quería hacerlo bien por ellos. Además mi abuela Prudencia estaba muy malita antes de salir hacía la India y no sabía como se estaba. Cuando salgo de viaje, no me gusta saber mucho de lo que dejo atrás, la realidad de la vida a veces es muy cruel.
Llegué a la esperada gran meta muy emocionado con Neus esperándome. Que podía pedir más. Pues encima se dio la casualidad de que los primeros llegaron juntos y así quedarme con la segunda posición de la general. Era un sentimiento mágico. Otra batalla ganada y otro sueño hecho realidad. Había costado mucho organizar un viaje así, un entreno de esas dimensiones y la segunda plaza me supo a victoria.
Tras la llegada a meta a Maneybhanjyang, entregamos 40kgs de material solidario a la escuela del pueblo que habíamos recopilado Neus, Ingrid, Joan y yo en Blanes con el Proyecto solidario India 2006. Fue un detalle insignificante que recibieron con una ilusión enorme. A veces un pequeño detalle ayuda a muchas personas que lo necesitan.
Todo el esfuerzo y sacrificio que realicé en esta carrera se lo quiero dedicar a mi abuela Prudencia, que 5 minutos antes de la entrega de los premios me comunicaron que había fallecido. En ese instante sabía que estaba lo más cerca del cielo que podía estar y así poder ofrecerle ese segundo puesto tan especial para mi.
De los paisajes tan impresionantes como los del Himalaya nos trasladamos a una realidad más dura como fue Delhi o Agra, con grandes Templos y monumentos pero con una miseria demasiada extendida.
Un viaje difícil de superar con vivencias puras.