11 oct 2018

Liwa Challenge

Liwa Challenge
 Distancia: 100kms
Etapas: 1
Tiempo: 24:13hrs
Posición: 6
Año: 6 febrero 2016
Zona: Desierto Liwa, Emiratos Árabes




Ya vas conociendo a personas por todo el mundo y te van llegando propuestas infinitas de carreras en lugares donde ni conoces y eso hace que vayas planteando tus vacaciones a descubrir paisajes, gentes y diferentes culturas. Siempre que se pueda, claro.
La historia de la Liwa Challenge es un poco más compleja.
Hace 5 años que me preparé e inscribí en una carrera que se hacía en el desierto del Akakus en Libia. Tenia unas ganas tremendas de ir ya que era una carrera de 200kms non stop y me apetecía muchísimo participar en un reto tan grande. Pues al llegar al aeropuerto de París me dicen que los vuelos a Libia quedaban restringidos por guerra y que se suspendía la carrera.
Perdí el tiempo, la ilusión y el dinero, por supuesto, ya que un seguro de viaje no cubre conflicto bélico. Envié muchos mails a la organización y me dijeron que ellos habían perdido mas que yo. Así que pasé página. La verdad que ese año me pesó bastante el no poder disfrutar de un reto auténtico.
Pero en esas que el año pasado,la misma organización decidió preparar una nueva carrera, esta vez en Emiratos Árabes, en el Desierto de Liwa, muy cerca de Abu Dhabi y frontera con Arabia Saudí.
Poco tardé en sacar la cabeza para ver como era. Abu Dabhi ya lo conocía, pero el desierto de Liwa no. Al principio no lo tenía muy claro pero mi amigo Cyrus me dijo que se apuntaba y al final decidí inscribirme.
La Liwa Challenge es un producto de carrera cerrado. Con la inscripción tienes incluidos los vuelos, traslados, hoteles antes y después de la carrera, campamento en medio del desierto con todos los servicios para estar cómodo como comida, duchas, lavabos, red eléctrica…. y la carrera que escojas.
Hay dos formatos de carrera, la de 100kms con un recorrido circular de dunas muy coherente con 4 avituallamientos. Y la de 200kms que se realiza dentro del recorrido circular de los 100kms con 9 avituallamientos. Un poco rebuscado, pero muy seguro para los organizadores.
Los dos formatos son non-Stop, ruta por GPS y autosuficiencia alimentaria. El agua te la proporcionan ellos en cada avituallamiento. Es ilimitada.
Un día antes de la carrera, salí hacia Amsterdam con Tony Andrades para reunirnos con los corredores que estaban inscritos a la Liwa Challenge y así coger un charter hacia Abu Dhabi todos juntos. Estas carreras son muy interesantes ya que desde el primer minuto convives con todos los participantes y staff de la carrera. Ocho días de muchas vivencias compartidas.
Nada más llegar a Abu Dabhi, sobre las diez de la noche, fuimos al hotel para cenar y dormir. Al día siguiente un poco de running por el corniche de la capital de los Emiratos Árabes, un baño en la piscina del hotel y al mediodía todos al bus. Casi 4 horas de trayecto hacia el Desierto de Liwa.
En estas carreras con el clima tan extremo siempre hay que llegar tres días antes como mínimo para aclimatarte. Nosotros sólo tuvimos unas horas de aclimatación y no fueron las que más sol hizo. Las horas con más sol las pasamos en el bus con aire acondicionado.
Al llegar al campamento, nos distribuimos en tiendas y nos preparamos un poco todo el material para la revisión técnica. Nos miraron la comida ,caloría por caloría para estar seguro de que llevábamos todo lo necesario para poder finalizar la prueba con todas las garantías, nos miraron el material obligatorio y después tuvimos que pasar por el doctor para entregar el certificado médico, la prueba de esfuerzo y completar unas preguntas básicas de conocimiento en desierto.
Por la mañana, sobre las once horas, se dio la salida. Las horas de más sol son de once a cuatro, así que salimos con todo el solazo encima, con temperatura máxima de cuarenta grados.
Salimos, Tony y yo, a un ritmo pausado, viéndolas venir ya que los cinco primeros salieron bastante rápido. Los teníamos a vista en todo momento. La primera parte hasta el CP1, 17kms, no era muy técnica pero había un paisaje de dunas que quitaba el hipo. Arena y arena , de ese color entre rojo y dorado con unas crestas perfectamente definidas y vírgenes. La calor apretaba y en esas que los primeros trazan por unas dunas donde mi GPS marcaba que no era por allí. Al ser los primeros y repetidores, decidimos seguirlos hasta que los perdimos de vista. Llegamos a una sahba ( planicie de sal y arena dura ) y vemos que nos sacaban casi dos kms. Estaban trazando un recorrido que nosotros no teníamos. La lectura del GPS en el terreno era básica, pero ellos tenían otro track que se lo traían de casa, con recortes, variaciones que les hacía avanzar mucho más. Allí decidí hacer la carrera de 100kms. En principio iba a la de 200kms, pero vi que no se podía competir contra eso. Era otra carrera totalmente diferente. También mi cuerpo estaba en fase de aclimatación y me encontraba un poco sin fuerzas. Hice una valoración rápida y se lo dije a mi compañero. No me contestó, pensaba que se me pasaría y que haríamos los 200kms.
Seguíamos avanzando, con nuestro plan de hidratación y comer a cada hora. Hay que marcar siempre unas pautas alimentarias.
Desde una duna de 30mts visualizamos el primer control. La bajamos y a beber. Había bebido un litro y medio en 17kms. Era fundamental estar siempre hidratado. No lo parecía pero la cara cada vez estaba más salada. Falta de agua.
El agua del control parecía caldo y la Hayma donde estaba era como una sauna, así que decidimos salir rápido de allí. Intenté orinar y no salía nada. No era buena señal.
Cargamos de agua y salimos por una sahba caminando e hidratando en todo momento hasta que en un tramo de dunas mi compañero se cae al suelo medio mareado y empieza a convulsionar. Era como si todos los músculos tuvieran vida. Me asusté mucho. Nunca me había pasado algo igual. Tony es un corredor muy experimentado en todo tipo de terrenos extremos y esa reacción no nos la esperábamos. Le quité la mochila como pude y lo intenté levantar. No hablaba, de vez en cuando se retorcía de dolor por la contracción de los músculos. Le puse agua en la nuca y muñecas. Lo levantaba y se volvía a caer al suelo. Cogí un bidón de agua, le metí dos geles y le hacía beber, pero no podía, le entraban arcadas. Lo que hice fue llevarlo a una duna y con los bastones y la manta térmica le hice una especie de tienda de campaña para que no le diese ese sol abrasador en la cara. Una vez a la sombra, recogí su mochila y todo lo que había utilizado y lo acerqué a donde el estaba. El seguía sin hablar, con la misma postura que lo había dejado. Le intentaba dar agua poco a poco, tenía que hidratar esos músculos o si no iba a ser algo peligroso.
No había nadie ni delante ni detrás. En esos casos siempre te dicen que has de ir a buscar ayuda, pero no tenía el valor de hacerlo. Pensaba que si me iba le pasaría algo grave y quería estar con el.
Pasó una media hora y vi que venían dos corredores. Se pararon y vieron el panorama. Poco a poco se iba recuperando hasta que ya me comenzó a hablar y me dijo que fuera a buscar al médico, que el estaba mejor. No me fiaba mucho pero tenía que hacerlo.
Salí con Sylvain y Valerie hacía el CP2. Quedaban como unas dos horas para llegar. A los quinientos metros vemos a un corredor tirado en lo alto de una duna. Salgo corriendo y veo que es el corredor Alemán. En el Briffing de la carrera nos dijeron que si nos encontrábamos mal en algún momento, que fuéramos a la duna más alta así el helicóptero nos vería más fácil. Me pensé lo peor.
Subí y estaba deshidratado. Hice lo mismo que con Tony, pero al no tener bastones lo envolví con su manta térmica. Le puse dos geles en el bidón y le dije que bebiera, que no tardaría en traer al médico. Bajé la duna y seguimos los tres corredores hasta el CP2. Teníamos que ir un poco rápido ya que teníamos que avisar. Nos ponemos a correr y a Sylvain le comienzan a entrar arcadas. Decía que le apretaba la mochila y no le dejaba respirar. Le saqué la mochila, me la puse encima, cogí sus bastones y seguimos. Faltaba muy poco para llegar y no teníamos que parar. Un panorama inexplicable, algo surrealista.
Intentaba beber y comer, pero ante tanto estrés mi cuerpo necesitaba más. Sin darme cuenta también me estaba deshidratando. Intenté tomar un gel y llegar al control. El sol ya iba bajando y no hacía la calor anterior, pero con dos mochilas sudaba lo mismo. Pasamos un tramo de dunas muy duras y de pronto vemos el control. Nunca había tenido tantas ganas de llegar a un avituallamiento en mi vida.
Nada más llegar, comento que han de salir a buscar a dos corredores. Les describo más o menos donde estaban y salen dos 4×4 a buscarlos. Sin decir nada, me voy detrás de la hayma y vomito tres veces. Estaba entre mareado, estresado y cansado. Decido reposar un poco, comer mi liofilizado, hidratarme mucho y esperar noticias de Tony. Tenía la mente en blanco y la mirada perdida. Estaba realmente tocado.
Van llegando a cuenta gotas corredores y me dicen que Tony se había levantado y que iba avanzando. Era increíble, tiene una fuerza de voluntad de hierro. Decido esperarlo y hablar con él hasta que me dicen que no sigue, que abandona. Fue un palo bastante fuerte para mí, ya que era una carrera que habíamos planeado muy bien y por culpa de dos pequeños fallos ,Tony estaba fuera.
Me empiezo a preparar para salir, voy a orinar y el pis no es del todo blanco como quería. Así que espero un poco más hasta que ya oriné completamente blanco. Ahora tocaba estar 100% aclimatado con el medio.
Salí con Sylvain y tres franceses. Ya era completamente de noche. Nos pusimos los frontales y a avanzar por las dunas. Los franceses llevaban un ritmo más fuerte que nosotros dos, así que los perdimos de vista rápidamente. Quería llevar un ritmo cómodo, comiendo y bebiendo regularmente pero no podía. Las dunas eran muy duras y cada vez que subía una, me desgastaba mucho. Por si fuera poco, de la comida que llevaba solo me apetecían frutos secos y dátiles con sal. Las barretas no me entraban, pero tenía que comerlas. Para otra carrera en desierto seguro que cambio bastante la comida en carrera. Durante el día una variedad de comida y para la noche otro. Ha de ser todo apetecible y calórico.
Poco a poco voy cogiendo ritmo y con ello me voy separando de Sylvain y acercándome a los franceses que habían salido con nosotros en el control 2. El GPS ya lo iba dominando bien y las fuerzas me respondían. Ya estaba totalmente aclimatado al medio. Habían pasado casi 45 kms.
Hacía una noche de película. Cielo totalmente despejado, mil y una estrellas. Se podía apreciar el relieve de la dunas… me encontraba perfecto. Del CP2 al CP3 eran 26kms, el tramo más largo entre avituallamientos. Por la mitad, había una baliza que había que sellar e inmediatamente una duna vertical enorme que había que subir.
Allí vi que estaba totalmente recuperado. Subí la duna de un tirón y comencé a avanzar progresivamente hacia el CP3. En ese instante me emocioné mucho. Comencé a pensar en Neus, mi familia, lo duro que había sido llegar hasta allí, todo el estrés del día… Apagué la luz del frontal y comencé a llorar de emoción. Estaba en medio del desierto mirando al cielo y se me ponían los bellos de punta. Realmente de lo más bonito que recuerde en una carrera. Y con estrella fugaz de invitada.
Así de motivado llegué al CP3. Allí estaban los franceses. Se sorprendieron verme tan pronto. Me hice mi liofilizado, me reorganicé la mochila, cambié las pilas del GPS y frontal y… en principio iba a salir con los franceses, pero me arriesgué y salí solo hasta el CP4.
Salgo para la izquierda y el GPS me vuelve a decir que no iba bien. Yo sabía que esa era para la izquierda, pero el GPS me indicaba algo diferente. Me bloqueé un poco.
En el campamento, Cyrus me enseñó como funcionaba el GPS y algo me dijo sobre calibrar. Así que comencé a toquetear el aparato y lo calibré. Creo que lo hice bien, jaja. Y salí corriendo por la dunas. Ya nada ni nadie me paraba. Estaba muy motivado, tenía fuerzas y muchas ganas. Bordeé una colina de dunas muy altas por el raso para ir más rápido y me metí en una gran recta de pequeñas dunas donde podía correr bastante fácil resiguiendo el contorno más duro de la duna. Era de noche pero podía apreciar las siluetas perfectamente. Me llevó casi una hora toda aquella recta hasta una zona de dunas más grandes. Sobre las 5:30AM y muy cerca de la frontera con Arabia Saudí escucho a lo lejos el rezo de una mezquita. Me sorprendo porque hacía muchas horas que no escuchaba nada. Pero a la vez me encantó.
El GPS me desvió totalmente de esas dunas y me llevó a una sahba bastante grande. Miré el roadbook y me atreví a cruzarla por en medio. Vi dos frontales a muchos kms en línea recta y me lancé a por ellos. Estaba saliendo el día y cada vez me acercaba a una montaña de dunas impresionantes. Aquello parecía otro planeta. Cada vez que subía una, había otra más alta y así casi dos horas. Fue muy duro, pero nada me paraba. Llegué al CP4 con 1:40hrs de recorte con los corredores que tenía delante. Los responsables del CP4 se quedaron asombrados.
Allí estaban Valerie y Patrick, dos corredores franceses que repetían carrera y me decían que hiciera la de 200kms con ellos, que me veían muy bien y que lo intentara. En el CP4 era donde podías escoger la modalidad de 100kms o de 200kms.
Yo sabía que estaba muy entero, muy motivado y todo lo que quieras, pero había sido un día muy duro, más de cabeza que de piernas. Quería acabar lo ante posible y poder acabar para que mi familia viese que estaba bien. La decisión estaba tomada. La de 100kms y punto. Había vivido mucho durante más de 20 horas y no necesitaba nada más.
Salí del control con ellos durante los 6kms que nos unían en recorrido. En la baliza nos tendríamos que separar.
Ese último tramo con ellos fue muy positivo, ya que veía como trazaban las dunas y como leían el mapa con el GPS. Yo les iba haciendo fotos y de tanto en tanto les cantaba algo. Se reían mucho conmigo. En la última baliza, nos hacemos un selfie y le dejo los bastones a Valerie, que no llevaba. Se sorprendió mucho, pero yo ya no los necesitaba. Sólo me quedaban 15kms y finalizaba la carrera.
Salí de la baliza chillando, cantando y a un ritmo infernal. Al no llevar bastones me sentía libre y no dudé en apretar el ritmo hasta mi máximo. Pasé dunas bastante altas, sahbas largas, un tramo de viento fuerte hasta llegar al cruce de la carretera. Eso quería decir que me quedaban dos o tres kms.
Iban a se duros…el sol comenzaba a apretar y tenía que ir bebiendo y comiendo aun que no me apeteciera. Se ha de llevar el plan de comer y beber hasta el final.
Me desorienté un poco, pero al final dí con el trazado y encaré las últimas dunas de la carrera.
Buscaba el campamento como un loco hasta que lo vi. Estaba en una duna vertical de 200mts. La bajé corriendo deseando pasar la línea de meta. Y así fue. Llegué a meta con 24hrs 13min.
Me recibieron muy bien en el campamento. Estaban todos informados de como me fue la carrera y me agradecieron todo lo que había hecho. Más que una carrera fue una odisea, pero positiva, ya que no pasó nada del todo grave por lo que podría haber pasado.
Una experiencia brutal, unos recuerdos imborrables. Otra más para la espalda.
Nos veremos en otra aventura en breve. Sri Lanka nos espera.

















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