9 abr 2013

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7 abr 2013

Pro:Sport Ultra Jerusalem To the Sea. La Crónica



Pro:Sport Ultra Jerusalem to the sea

Distancia: 125kms
Desnivel: 6100mts acumulados
Etapas: 1
Tiempo: 15:01.01hrs
Clasificación: 1
Año: 4 abril 2013
Zona: Jerusalem a Tel Aviv ( ISRAEL )






 
Pro:Sport Ultra Jerusalem to the sea
Distancia: 125kms
Desnivel: 6100mts acumulados
Etapas: 1
Tiempo: 15:01.01hrs
Clasificación: 1
Año: 4 abril 2013
Zona: Jerusalem a Tel Aviv ( ISRAEL )


 
La búsqueda de algo nuevo me inquieta y no dejo de perseguir el lugar y la inspiración ideal para practicar el juego que más me gusta. Viajar y hacer deporte.
Y de repente surgió esa sinergia con Israel.
Carrera de 125kms Non Stop saliendo de una de las ciudades más antiguas del mundo y capital de tres de las mayores religiones existentes. Jerusalen iba a ser mi destino para ver mundo y la salida de una carrera de montaña que iba a atravesar todo un país hasta el Mediterráneo. Finalizando en Tel Aviv. Ciudad cosmopolita que cada día se reinventa.
La prensa de Israel no es muy buena y la verdad que me costó convencer a Neus y mi familia para poder ir. Y no solo ir, en estas carreras has de ir estando bien con todo el mundo. Tu cabeza ha de estar muy despejada y salir 100% concentrado. El ultrafondo es mucho de psicología y has de ponerte en línea de salida con fuerza y sin preocupaciones externas.
Tenía muchísimas ganas de descubrir un país como Israel, tan presente en este mundo, con maravillas como la Cúpula Dorada, el Santo Sepulcro o el Muro de las Lamentaciones.
Quería percibir por mi mismo la sensación de perderme por sus calles, sus diferentes barrios o degustar esos platos típicos de fusión Mediterránea y Oriente Medio.
El entreno estaba siendo bastante duro. Tenía que implicarme mucho ya que iba a ser la tercera carrera más larga que realizaba.
Las últimas sensaciones en carrera no fueron muy buenas. Dos meses antes finalicé la TransGrancanarias de 119kms en 19hrs44min con momentos de cansancio y malestar. Pero lo bueno es que, como siempre, luche y acabé. Eso motiva mucho.
Salimos de Barcelona rumbo Tel Aviv en vuelo directo
En ésta carrera me acompañó Tony. Viajar con alguien que le guste tus mismas aficiones tiene siempre un plus positivo y además nunca sabes lo que puede pasar.
Llegamos de madrugada y cogimos un bus hacía Jerusalen. Teníamos un par de días de margen antes de la competición y queríamos hacer un poco de turismo.
A la llegada al hotel, nos pusimos a dormir un poco y al levantarnos, a descubrir la ciudad.
Había un ambiente festivo por toda la ciudad ya que era Pesaj. La fiesta de la realización personal y liberación, donde los familiares se reúnen y hacen actividades, juegos etc…
Lo primero que quiero ver es la ciudad vieja donde conviven, entre murallas y en el mismo casco antiguo, las tres religiones mayoritarias del planeta. Católica, Musulmana y Judía.
Me sorprendió muchísimo la de policía que había. Los controles, parecidos a los de los aeropuertos entre calle y calle y la devoción exagerada a sus templos.
Me adentro por callejuelas y salgo a la plaza donde está situado el Muro de las Lamentaciones. Me quedé sin palabras. Estaba viendo con mis ojos historia pura.
Como no, me puse el gorro judío, escribí en un papel algún deseo y lo arrugué para que entrase en esas pequeñas grietas del antiguo Templo de Salomón.
Más tarde, crucé el Barrio Armenio, repleto de flores y jardines y me dirigí al Barrio Musulmán para contemplar la Cúpula Dorada y todos sus azulejos. Finalicé en el Barrio Cristiano visitando la Iglesia del Santo Sepulcro.
Era obligatorio hacer un poco de recorrido turístico. Jerusalen desprende algo que no se puede describir.
Al acabar la ruta, lo más importante fue comer bien ya que por la noche comenzaba la carrera.
A las 22hrs se realizaba la salida desde un parque donde casi nos perdemos y no lo encontramos. Parecía que estaba cerca del hotel, pero resultó estar bastante lejos.
Nos presentamos a los organizadores y nos agradecieron muchísimo el estar allí con ellos y participar en su carrera más especial.
Los primeros 70km iban a ser todo de montaña.
Repechones no muy bruscos pero sí que había que ir caminando en varios tramos.
Llovió casi toda la noche, habían tramos de barro que se te enganchaba en la bamba y desgastaba mucho.
Nos perdimos tantas veces…unas veces por seguir a los de delante sin ir controlando las marcas y otras por escasez de señales. La verdad es que en esos momentos de que no avanzas y encima de noche, llueve, te pierdes … se te hace todo un mundo encima.
En esas situaciones hay que tener sangre fría, corregir el sentido y no dejar de beber y comer.
Es muy importante mantener la calma y seguir las pautas de alimentación.
Al salir el sol todo cambió.
Prados verdes, paisajes nuevos, caminos por descubrir y una fuerza extra, ya que sin darnos cuenta ya estábamos en el Km 80, a tan solo 45 Kms de meta.
El perfil ya no era montañoso, al contrario, rectas larguísimas y pistas de tierra blanda al lado del río Ayalon. Allí es cuando Tony me dijo que tirara hacia delante.
Yo sabía que podía cambiar mi ritmo pero no sabía a qué distancia hacerlo. Confié en mí y aumenté el ritmo a ver hasta dónde podía llegar. Incrementé la zancada y a comerme los Kms.
La verdad es que me sentía muy cómodo.
En esta carrera competíamos unos mil corredores. Pero no todos hacían los 125kms.
Habían equipos de hasta 20 personas!!
Lo malo era que no tenías ninguna referencia de los puestos de cabeza, ya que en todos los avituallamientos salían nuevos corredores, pero lo bueno era que siempre había gente corriendo por el camino. Distraía muchísimo.
A mi teórico Km 100 llegué cansado, pero dispuesto a hacer los últimos 25 Kms a tope.
Me sentía motivado así que apreté muy fuerte hasta el siguiente control, que pensaba que era el último y sorpresa!! Me dicen que me faltan 32kms, no me lo podía creer.
Yo nunca me enfado y hasta insulté a los voluntarios. No tenían la culpa pero es que no sabían ni donde estaban. No me supieron ayudar en esos momentos tan duros.
Estaba a mínimos de energía y aún me quedaban 32kms, un shock muy fuerte.
Y encima aun me quedaban 12kms hasta el siguiente control, 12kms hasta el otro y 8kms hasta meta. Aun ahora no sé como pude superarlo.
Salí del control desanimado, caminando y sin ganas de seguir. Quería tirar la toalla.
El calor era brutal y la mente, que ya la tenía en la meta, no sabía ni donde estaba.
Tenía que superar una barrera muy dura y encima la rodilla izquierda me daba señales de que me estaba pasando de rosca.
Me acuerdo que pasé a dos corredores y al cabo de 20 minutos volví a pasar a los mismos. Tuve que hacer un pequeño bucle en algún sitio pero aún no sé ni lo que hice. Estaba alucinando.
Lo único que podía hacer era avanzar poco a poco, seguir con las pautas de alimentación e ir a por el siguiente control. Y tras una hora de sufrimiento máximo llegué al penúltimo control.
Me confirman que me quedan 20 Kms, que era importante, y también me dicen que voy primero de mi categoría. Esto ya era otra cosa.
Mi cabeza dio un vuelco radical. Estaba a dos horas de meta pero con una motivación extra.
Empecé a hacer fotos y a cantar. Ya volvía a ser yo. Esto del estado anímico es una pasada.
Llegué al último control con muy buen ritmo. Estaba a las afueras de Tel Aviv y el ambiente se notaba. El camino se volvió a carril bici bordeando el río. Era primavera y estaba todo muy bonito. Disfrutaba mucho del paisaje.
Al estar tan cansado, tenía que alternar correr y caminar. La cuestión era no parar nada.
A lo lejos ya vi la ansiada meta. Me puse a correr como nunca, estaba fuerte y muy motivado. Llegué saltando a meta con una felicidad enorme. Había sufrido de lo lindo en 15hrs y la recompensa aún tenía que llegar.
Me empezaron a hacer miles de fotos, autógrafos, felicitaciones y cuando me están haciendo una entrevista para la tele, me preguntan: que se siente al ser el primer clasificado de la Ultra.
Reaccioné corrigiendo al periodista de que era el primero pero de mi categoría y salió la directora de carrera y me dijo que no, que era de la general. Había ganado la carrera!! !! El primero en acabar los 125 Kms desde Jerusalen a Tel Aviv. No me lo podía creer, esas 15 horas de sufrimiento y aprendizaje merecieron la pena.
Estaba en una nube. Nunca me hubiera imaginado poder ganar una ultra tan exigente. Donde hubo mucha montaña y luego unas planicies con un calor tremendo.
Después de la entrega de premios me fui al hotel a descansar y a cenar una de esas comidas gourmet del país con mucha variedad de platillos y acabé con un filete al foie que estaba de muerte.
Al día siguiente unos baños en la playa y un paseo hasta Jaffa donde está uno de los puertos más antiguos del mundo.
Al final salió una experiencia única con una mezcla de cultura y deporte inigualable.