11 oct 2018

Global limits Camboya

 Distancia: 220kms
Etapas: 6
Tiempo: 18.30hrs
Posición: 1
Año: 25 noviembre 2017
Zona: Siem Reap, Angkor Wat




Otra aventura, otro reto que luchar.
Esta vez en el Sudeste Asiático, en un país que poco a poco va superando una etapa reciente muy oscura. Hace tal solo treinta años que salió de uno de los genocidios más brutales de la historia. Más de tres millones de personas fueron asesinadas en campos de exterminio y fosas comunes.
Por todo eso sus gentes, ahora, no paran de sonreír y mirar hacia el futuro con muchas ganas.
Camboya lo tiene todo. Cultura, paisaje y millones de sonrisas.
El viaje iba a ser largo. Tres escalas y 21hrs de vuelo nos separan de Pohn Penh, la capital de Camboya. Menos mal que los aviones están a la última. Películas, comida, wifi…
A la llegada a Phon Penh ya pudimos comprobar el calor y la humedad que nos íbamos a encontrar durante la carrera. Ese casi 100% de humedad y más de 30 grados se palpaban rápidamente.
Lo primero que hice al llegar al hotel fue meterme un baño en la piscina para quitarme el cansancio del viaje y luego un masaje para dejar el cuerpo a tono.
Por la tarde, la organización nos revisó el material obligatorio, las pruebas médicas etc… y por la noche nos fuimos todos a cenar a un restaurante a orillas del río Mekong. La comida es a base de noodles , verdura y pollo. Así que me encantó.
Ya por la mañana el staff de la carrera y todos los corredores, que veníamos de 16 diferentes países, nos adentramos al interior del País en autocar, observando lo que, más o menos iba a ser la carrera. Muchos arrozales, llanuras extensas y el clima extremo. No hay muchas montañas en Camboya, así que el ritmo de carrera iba a ser alto.
Tras unas seis horas de trayecto y un par de paradas, llegamos al primer campamento.
La primera noche íbamos a dormir en un Templo Budista. Allí ya pudimos ir repartiendo material escolar que recolectamos en Blanes. Más de 24kgs de bolis, libros, temperas, pinceles, libretas, gomas, reglas…
Neus ya hizo amigos y poco a poco se reproducían. La verdad es que es una de las grandes cosas que me llevo de Camboya. Esos momentos con Neus, rodeados de niños y con esa expresión de felicidad es sus caras.
Por la noche ya cenamos la comida liofilizada que teníamos que llevar y dormimos en el suelo del templo. Un poco incómodo, pero nos teníamos que ir acostumbrando a dormir en sitios extraños.
Y comienza la carrera. Después de varios días por Camboya, tocaba lo auténtico. Tocaba lo que habíamos pensado desde hace muchos meses. Ponerse en la línea de salida y comenzar a correr.
La salida estuvo auténtica, llena de monjes budistas, representantes del gobierno y muchos niños. 30Kms nos separaban de la meta del primer día y el ritmo inicial fue rapidísimo. Salió Fabrice, un buen amigo Suizo, a 4’10min/kms. Un ritmo verdaderamente alto para este tipo de pruebas tan exigentes.
La carrera era un total de 220kms en 6 etapas, así que siempre se sale con precaución. Pero salimos muy muy rápido. Me incluyo ya que tenía unas sensaciones muy buenas y quería estar en los puestos de cabeza. Con unas buenas zancadas llegué a coger a Fabrice y advertirle del ritmo tan alto que llevaba, así que bajamos la intensidad un poco. Menos mal, si no moriríamos el primer día.
En ese ritmo más cómodo, sobre 4’30 min/kms mi cuerpo podía aguantar y así fue.
Tras unas largas rectas entre pueblos con un sol abrasador pude mantener el ritmo y llegar en primera posición con 2:22hrs. Llegué exhausto. Al verme primero todo el rato pensé que tenía que aguantar y me costó bastante el tramo final. Me distraía con las miradas de esas gentes. Estaban alucinando conmigo. Correr con ese calor? A donde iba ese blanquito? Quien le persigue?
Descansé e hidraté en meta mirando el reloj. A ver cuantos minutos le había sacado al segundo. Y a los doce minutos apareció Isabelle. Una corredora Canadiense que es la única chica de las fuerzas especiales militares de Canadá y campeona estatal de triathlon. Madre mía !! Me puse más nervioso todavía.
Una chica segunda? Con lo duras que son? No me lo creía. Y en eso que apareció Michael, Americano, que venía de hacer segundo en Buthan. Ya tenía alguna referencia de corredores. Y no me gustó un pelo. Eran corredores experimentados y no sabía cual iba a ser su estrategia.
Pero yo a lo mío. Había hecho un primer día muy bueno y tenía que descansar, comer bien y ya se vería todo durante los siguientes días.
Llegó Tony, llegó Cyrus, Brigitte y el resto de corredores al segundo campamento.
La segunda noche íbamos a dormir en casas de Camboyanos. Yo dormía con el Staff, ya que Neus estaba de voluntaria en la carrera y quería estar a su lado. No era nada romántico ya que estábamos rodeados de hormigas, mosquitos etc.. y además estaba tan cansado que a las siete de la tarde ya intentaba relajarme y dormir. Pero era bonito el beso de buenas noches.
La segunda etapa eran 36kms. Y más de lo mismo. Llanuras, rectas de varios kms, sol abrasador y cruce de pueblos con sus mercados de comida a banda y banda del camino.
En mi interior quería salir un poco más tranquilo que el primer día, pero no fue así. No se que pasó que salí bastante rápido y marqué un ritmo muy alto. Podía mantenerlo y puse todo mi empeño en alargar zancada, respirar cómodo, comer y beber frecuentemente… Y me fue genial, incluso los últimos 8kms de Selva. En ese tramo final, palpamos lo que tanto miedo nos daba. La Selva Camboyana. Caminos estrechos, encharcados, llenos de barro, con poca visión del suelo y muchísima humedad. Me creía que estaba en una película de Rambo y pensaba en todo momento en los perseguidores, así que no paré de correr y no bajé el ritmo en ningún momento. Me sentía fuerte y con ganas. De vez en cuando algún templo ,rollo Indiana Jones, aparecía por la maleza y me llenaba de energía. Disfruté muchísimo.
Llegué al TemploPreah Khan, donde estaba la meta. Un lugar de ensueño. Estaba contentísimo. Había aguantado un ritmo altísimo durante toda la etapa. 2Hrs51min y record de la etapa en seis años de esta carrera.
No me lo creía. No dejé escapar ni un segundo para hidratarme, comer y descansar. Incluso había un río donde me pude bañar y limpiar la ropa. Era líder y no podía bajar la guardia.
Volví a arañar minutos a los perseguidores. Todo iba por buen camino, pero al día siguiente era la etapa larga, la de 65kms con 30kms de Selva. Estaba dispuesto a seguir luchando, pero iba a ser muy duro.
El campamento estaba situado a las puertas del Templo, dormiríamos en tiendas de campaña. Creo que fue el sitio con más encanto de los que estuvimos. Durante toda la tarde nos adentrábamos al interior del Templo para ver esas raíces de árboles incrustadas en las rocas, ese colosal enclave con cientos de puertas, esculturas, grabados…y todo ello abandonado. Era una sensación de estar en el pasado. Miraba entre la maleza por si salía algún nativo de hace mil años… estaba en mi salsa.
Pero con la calor y las veces que visité el Templo, me cansé un poco más de la cuenta, prefería visitar ese sitio y no quedarme en el campamento descansando.
Rápidamente se hizo de noche y tocaba descansar. Esa noche es de las que no se olvidan ya que hacía una noche de estrellas increíble. Recuerdo salir de la tienda a mear y ver la silueta del Templo con la luna llena y millones de estrellas. Me quedé embobado.
Todo aquel buen rollo, esos dos días de subidon, se bajaron de golpe en la salida de la etapa larga.
Creo que fue el momento más angustioso, ya que tenía que mantener el liderato y veía a los corredores super concentrados y con ganas de batallar. Iban a ser muchas horas de carrera, con mucho más sol y un primer tramo de Selva muy técnico.
Decidí salir con el grupo y ver que hacían. No les sacaba mucho tiempo en la general, pero quería asegurarme todo el tramo de Selva, que iba a ser bastante complicado.
Salimos un grupo de seis corredores, entre ellos Tony, que se marcó veinte kms de Selva tirando de todos nosotros. Y encima descolgó a todos. Puso un ritmo muy fuerte.
El terreno era fangoso, incluso se quedaban las bambas enganchadas en el fondo y tenías que buscarlas. También estaba lleno de charcos donde no sabías donde pisar. Además nos advirtieron que habían muchas serpientes, así que imagina como íbamos.
La señalización de la carrera era muy buena. No teníamos que sufrir mucho por perdernos, aun que varias veces lo hacíamos por despiste. No podíamos mirar mucho al frente. Estaba muy complicado el camino.
Al llegar al segundo avituallamiento, que eran entre 9 y 12kms, Tony me dijo que tirara, que iba a reservar un poco. Así que salí a mi ritmo e hice los últimos diez kms de Selva en solitario.
La experiencia me gustó ya que no miré hacia detrás en ningún momento. Sabía que iba fuerte, cómodo y con muchas ganas. Al salir de la Selva, buscaba ansioso el tercer avituallamiento. Me quedé sin agua y no podía estar ni un minuto más sin beber. A los diez minutos allí estaba en check point. Que alivio. Cargué bidones y a por los treinta kms restantes. Estos últimos iban a ser demoledores. Hasta el km 40 corrí bastante bien. Tenía en mente llegar por que estaba Neus en ese control. Era mi motivación. Quería que me viera que seguía primero.
Llegué muy acalorado. Ella estaba en un puente. Me dijo que me metiera en el río, pero no podía perder tiempo. Me remojé la cabeza con agua, llené bidones y salí para afrontar los kms más duros de toda la carrera.
Ahora solo pensaba en llegar a meta, pero el ritmo no era tan rápido como quería. Demasiado sol, demasiadas rectas infernales, comencé a plantearme el caminar un poco. Hice un km pero la calor era peor y andando perdía unos minutos muy valiosos, así que corría lento pero avanzando.
Llegué a el último avituallamiento y me senté a la sombra. La sensación era de estar a las últimas.
No tenía ganas de andar ni correr ni un metro. Ya no sonreía a nadie, estaba concentrado y luchando conmigo mismo.
Sabía que solo eran diez Kms los que me separaban de meta, pero que iban a ser muy muy duros.
Salí del check point caminando. Quería respirar tranquilo hasta que decidiera comenzar a correr.
La comida me entraba bien, eso era buena señal. A los pocos minutos comencé a trotar.
Que duro. Que clima tan demoledor. Pero iba sumando minutos y kms hasta llegar a una zona arbolada. Ya no sufría ese calor tan bestia y pude ir cada vez más rápido. Sabía que la meta estaba cerca, ya que acabábamos en un Templo muy famoso, en el Prasat Beng Mealea. El Templo donde se rodó Indiana Jones. Y por fin vi la recta final. Justo a los pies del templo. Tras 6hrs48min pude tumbarme a la sombra y descansar. Vaya día duro. Un etapón de los buenos. Donde la experiencia y las ganas me llevaron a la primera posición y además destacado.
Descansé en meta con Stefan, el director de carrera, y la médico. Ahora ya podía estar más tranquilo. Tres etapas, muy buenas sensaciones y primero. No podía pedir nada más.
Mientras los corredores llegaban, veía que había sido una etapa muy dura y que aún quedaban casi cien kms. Volví a modo concentración.
Preparé toda la mochila para el próximo día, me hice la comida y esperé a Neus en la casa donde dormiríamos ese día.
Ella tardaba bastante en llegar, ya que cuando pasaba el último corredor por su check point, tenía de acompañarlo durante diez kms hasta el siguiente avituallamiento y así no se quedaba ningún corredor solo. Era el método de carrera y no estaba mal. Pero ese día llegó muy tarde, yo ya estaba durmiendo.
Me levanté con un ligero dolor en el empeine, pero tampoco era mucho.
Cada día me hacía un pequeño masaje, así calentaba los músculos y veía que dolores tenía.
La cuarta etapa era la más fácil. 30Kms con una subida bastante pronunciada y luego todo bajada.
Salí con el grupo de cabeza hasta el primer check point. Íbamos a un ritmo muy cómodo para mi. Pero no tenía ganas de ponerme a correr en solitario de nuevo. Demasiadas horas solo, quería un poco de grupo. Y me fue bien antes de la subida.
Justo antes del avituallamiento, cambié un poco el ritmo y así llenar bidones tranquilamente.
Comencé a subir por un camino denso e inclinado. De vez en cuando me giraba para contemplar las vistas desde lo alto de la montaña. Por cierto, un paisaje inolvidable. Desde lo alto se apreciaba la llanura de Camboya con sus pueblos y sus arrozales. Me gustó mucho. Seguí ascendiendo y crucé dos de los pueblos más bonitos que vi durante la carrera. Aislados del mundo, con casas de madera, palmeras…pero bastante sucios. No cuidan mucho la limpieza en Camboya. Podrían tenerlo un poco más curioso.
Poco a poco iba descendiendo desde lo alto y no paraba de correr. Iba bastante rápido. Con ganas de acabar. Era una pista bastante ancha y en bajada, no tenía mucho peligro.
Casi al acabar me encuentro al marcador de las etapas, Manu, que al verme, comienza a correr al lado mio para que no me perdiera. Faltaba solo un kms para meta, que estaba a orillas de un río con unas cascadas impresionantes. Phnom Kulen Waterfalls. Crucé un puente y fin de la etapa.
Que sitio tan bonito. Y que gusto poderse meter un baño en un río caudaloso y fresquito.
Tardé 2hrs45min, así que llegué pronto para limpiar la ropa, comer, bañarme, ir a las cascadas…
Fue un día de trámite y bastante auténtico ya que fue una de mis mayores experiencias. Bañarme en esas cascadas con ese caudal, ha sido de lo mejor que he hecho en mi vida. Muy recomendable.
Faltaban solo dos etapas, pero la siguiente era de las peores. 45kms
Yo tan solo tenía que mantener posición, no lesionarme, no caerme, no hacer nada raro…y eso hice.
Dejé que el grupo saliera a el ritmo que ellos quisieran. Me veía fuerte y no tenía miedo a cambiar de ritmo en cualquier circunstancia. Tenía la barriga un poco agitada y tuve que hacer de vientre un par de veces. No me suele pasar, pero ahí tenía que vigilar bien a los de a delante.
Salieron Fabrice y Stan muy rápidos. Se jugaban posiciones de podium.
Me costó entrar en grupo. Yo no quería correr tanto, pero tenía que estar delante.
El camino era fácil y al salir a las 6AM, no hacía mucho sol. Bueno, hasta el control1.
Bajamos de la montaña a una llanura de arrozales con una vistas muy bonitas y allí estaba el avituallamiento.
Me esperé un poco a los compañeros pero me dejaron ir primero. Cambié un poco el ritmo y me quedé solo. Me apetecía volver a esa soledad con esos paisajes de película de Indochina.
Me adentré en un bosque y al salir la calor golpeó fuerte. Volvimos a correr por rectas infinitas, pueblos y arena hasta el check point 2 . La calor apretaba y aún me quedaba un buen rato. Crucé un par de ríos y unos arrozales muy auténticos hasta ver la montaña que teníamos de subir.
Madre mía que desnivel tan béstia.
Llegué al tercer y último control del día que estaba a las faldas de la montaña y me puse a subir.
Había momentos que iba a cuatro patas con calor sofocante, pulsaciones elevadas y tropezandome todo el rato con troncos y ramas. En una caída justamente puse la mano en un cactus y todos los dedos llenos de espinas. Que dolor y que estrés. Pude llegar a la cima después de dos geles, los únicos que me tomé en toda la carrera. En la cima estaba el Templo más bonito que vi durante la carrera. Cuatro templos en uno, con pagodas de piedra negra y corriendo por el interior. Otro de esos momentos mágicos de Camboya.
Ya solo quedaba descender por una pista bastante inclinada con piedras sueltas que no iba muy bien para los quádriceps. Pero que avancé mucho.
Ya solo quedaba el último tramo. Rectas y más rectas con arena de playa con el sol en la nuca pero con la motivación de acabar. Ese tramo se me hizo muy ameno, ya que al dormir ese último día en una escuela, todos los niños que iban al cole, me acompañaron con sus bicis y algunos corriendo hasta la meta. Si no hubiera sido por ellos, ese final hubiera sido demasiado duro.
Ya había acabado!! 4hrs12min para esos 45kms tan exigentes pero con otra victoria.
Que bien me sentí al acabar.
Neus estaba en meta y pudimos dar todo el resto de material escolar a esos niños tan guapos.
Me sentí muy afortunado al poder dar un poquito de felicidad. No cuesta nada.
Iban llegando los corredores e iban comentando que no les dejaron subir a la montaña por temas administrativos. Había un policía que no dejaba subir. Neutralizaron la etapa y en vez de subir, bordearon la montaña. Una pena ya que el Templo era muy bonito, pero también un alivio el no subir. Era durísimo.
Ya en el campamento sacamos todo el jamón, salami, olivas, caña de lomo etc…para celebrar que solo faltaba un día para acabar. Un conductor del Staff nos trajo cervezas frías para la ocasión. Fue un detalle.
Comentábamos lo exigente de la carrera y lo bien que nos lo estábamos pasando hasta que Stefan nos reúne para ir al Templo de Angkor Wat a sacar los tickets para el día siguiente. Ya que acabábamos la carrera en una de las maravillas del mundo. Así que nos subimos a un bus y fuimos a buscar las entradas. Eran con foto, por eso tuvimos que ir en persona.
Al llegar a la taquilla, ya pudimos observar la magnitud del templo y de la masa turística que habia.
Personalmente me gustaba más los campamentos, la convivencia de todos los días… pero tenía muchas ganas de acabar la carrera en Angkor Wat.Nada, tardamos 30min y otra vez al campamento.
El último día siempre se batalla hasta el final, pero decidimos salir todos juntos. La clasificación ya estaba definida y no cambiaba mucho, así que salimos muy relajados a hacer los 20 últimos kms.
Primeros cinco kms, con Brigitte, Isabelle, Fabrice, Tony, Matteo, Bruno, Stan, Michael…
Y luego todos un poco más rápidos hasta meta.
Cruzamos la meta como finishers de aquella aventura con un gran sabor de boca.
Nos dejaron una hora para ver Angkor Wat. La verdad es que vino bien para despejar la mente.
Al acabar fuimos al hotel y a la piscina.
Volvimos a los templos después de descansar un poco y de comer una gran hamburguesa.
Fuimos al Templo de Bayon y sus 360 caras esculpidas en roca. Una preciosidad.
A la noche tuvimos la ceremonia de entrega de premios donde todo estaba mucho más calmado y donde pude agradecer a todos la ayuda recibida durante toda la carrera , que habíamos creado una pequeña familia y sobre todo dedicar la victoria a Seiji.
Esa noche salimos por las calles de Siam Reap, donde nos lo pasamos en grande.
Ya en el complejo, Neus y yo disfrutamos de unos días realmente románticos, disfrutando del masaje que la organización regalaba al primero y que Isabelle, la primera chica regaló a Neus.
Así que muchos altos y bajos, mucha aventura , una gran familia y disfrutar de grandes amigos como Tony, Cyrus, Fabrice, Brigitte y muchos nuevos amigos que sin duda volveré a ver.
Seguiremos igual, viviendo al límite y disfrutando de la vida.

Muchas gracias a Sport HG, Altra Running, Calcetines Injiji, AML Sport,  Orvis360, SafesportID.























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