11 oct 2018

ONG Kuwonku Gambia

ONG Kuwonku Ruta Solidaria
 Distancia:100kms
Etapas:1
Tiempo: 10hrs 54min
Año: 22 febrero 2017
Zona: Kuwonku, Gambia

Tenía unas ganas enormes de colaborar con la Roser y en Pere en su proyecto solidario que realizan en Gambia.
Me los cruzaba a menudo por Blanes y siempre me comentaban lo difícil que es llevar a cabo cualquier iniciativa, implantar algo positivo para la comunidad o enseñar a la gente a tener mas cuidado con las cosas. Parece fácil pero hay que estar allí para comprobarlo.
Siempre tenía las ganas de poder hacer alguna cosa relacionada con el deporte para aportar mi granito de arena. Pero por una cosa o otra, no veía el momento de ir.
Cada año planifico mi calendario de carreras y viajes para motivarme, seguir entrenando y tener ilusión por lo que me gusta. Leo mucho, me informo de curiosidades…y en esas que Gambia apareció por mi cabeza.
Tengo un amigo Gambiano que justamente iba a ir a su país a finales de enero y todo febrero. Le ayudé a comprar su vuelo y le dije de broma que iría a su país también. El se ilusionó tanto que poco a poco vi que el viaje se podía hacer realidad.
Pensé que podía fusionar el viaje a Gambia colaborando con la ONG Kuwonku.
La misma tarde llamé a Jordi Gual que ya había ido alguna vez y le propuse vernos para cenar y que me explicara un poco su experiencia por Gambia.
Fue una cena tan amena y distraída que al salir ya sabia que iría.
A los dos días ya había quedado con la Roser i en Pere para que realmente me informasen de la ONG y como podría ser la aventura.
Sacaron un mapa de Gambia y comenzamos a hablar del país.
Gambia es un pequeño país Africano que se encuentra rodeada por Senegal excepto en la desembocadura del río Gambia en el Océano Atlántico. Su capital es Banjul. El país está situado en la ribera del río Gambia que le da nombre al país y que cruza por el centro hasta llegar al mar.
En el mapa pude observar que desde kuwonku había una ruta circular que pasaba por 23 aldeas y que se había de cruzar el río en dos ocasiones. Me encantó la ruta y la distancia era más o menos de 100kms. Una distancia bastante buena y un terreno caluroso y difícil.
Ya tenía todo bastante claro y solo faltaba la acción solidaria.
Ellos tienen muchos problemas con los niños. Nacen con el ombligo salido y eso a la larga les produce cáncer. Lo que más necesitan son medicamentos. Y eso fue lo que intenté potenciar.
Tras comprar el billete y preparar la ruta lo difundí en las redes sociales.
A las dos horas, Joan Muñoz se puso en contacto conmigo y quedamos esa misma tarde. Quería saber que es lo que iba a hacer ya que esas fechas tenía vacaciones.
Le expliqué el proyecto y compró el vuelo al acabar la reunión. Ya íbamos a ser dos.
Neus y mi familia ya estaban más tranquilos. Si vas con alguien parece que siempre es mejor.
Con la ayuda de farmacias del pueblo, la fábrica de Solvay en Blanes y gente desinteresada, recogimos más de 120kgs de medicamentos, ropa deportiva y material escolar. La verdad es que tuvimos muy pocos días y creo que nos volcamos bastante. También los fondistes de Blanes recaudaron bastante material el día de la cursa Marimurtra que se celebró pocos días antes de salir.
Todo iba perfecto hasta que se celebraron elecciones electorales en Gambia.
Iban a ser las primeras elecciones democráticas después de 22 años de mandato de un Dictador.
Se celebró pocos días antes de volar.
La cuestión es que ganó el partido demócrata y el Dictador no estaba de acuerdo con el resultado. Decía que estaba amañado. Así que puso al país en estado de emergencia y sacó toda la milicia a la calle para tener autoridad. Poco a poco se iba complicando el asunto.
La gente de las ciudades comenzaron a salir en manada hacia los pueblos y muchos se refugiaban en Senegal. Estaba a punto de crearse una guerra civil.
Las tropas de Camerún, Senegal y Ghana comenzaron a entrar por el país con tanques para preparar la ofensiva al Dictador Jammeh y resulta que ese mismo día teníamos el vuelo a Gambia.
No me lo podía creer. Era surrealista. Todo el esfuerzo de dos meses parecía que se esfumaban.
Teníamos el vuelo con escala en Casablanca. Así que decidimos hacer el primer vuelo y allí decidir lo que íbamos a hacer. Todo predecía a que al final nos quedaríamos unos días por Marruecos.
Todo el material recaudado no lo íbamos a llevar por si al final no íbamos a ir y que no se perdiera.
Ya estando en el aeropuerto de Casablanca y decididos a no ir a Banjul, conecto con la wifi gratuita y le mando un mensaje a un contacto que estaba en Gambia.
La ONG anuló todos los billetes y la familia no quería que fuéramos. Pero aquel contacto me dijo que si realmente queríamos ir que el estaría en el aeropuerto con un coche.
Se lo comenté a Joan y decidimos hacer control de pasaportes y para Gambia.
No estaba nada seguro de lo que estábamos haciendo. Una imprudencia? De las grandes. Pero los dos teníamos tantas ganas de ir que ni una guerra civil nos iba a parar. A malas, en el aeropuerto compraríamos un billete y de vuelta a casa.
Llegamos a Gambia, hacemos el control de pasaporte y nos preguntan por que entrábamos al país, que ya no quedaba ningún turista en 1000kms. Sacamos la autorización de la ONG y nos dejaron pasar. Al salir del aeropuerto estaba nuestro contacto esperándonos. Fue un respiro.
Eran las 3:30AM. Queríamos desplazarnos para Base Santa Su. Más o menos 9hrs de trayecto. Y nos dijo que era peligroso, así que nos llevó a un descampado y nos dijo que durmiéramos un poco y que al salir el sol nos facilitaría otro transporte para ir al Este del País. Me tumbé y no dormí nada. Entre los mosquitos, que al final no nos vacunamos de Malaria y la poca confianza que tenía, no pegué ojo esas horas.
Al salir el sol ya cambió todo. Nos llevó hasta un “guele-guele” que es un mini bus de 15 personas. Pero que nos metimos 38 personas y tardamos 9 horas de reloj con unas treinta paradas policiales para enseñarles el pasaporte y preguntarnos que hacíamos por allí.
La verdad que se hizo bastante largo.
Al llegar a Base Santa Su, pido un teléfono a un Gambiano y llamo al siguiente contacto.
Tardó una hora en venir a buscarnos. Aprovechamos para comer un poco de arroz en una casa de comidas. Allí no hay asfalto, no hay restaurantes, no hay nada. Y menos habrá en el pueblo al que íbamos.
Cruzamos el río Gambia en barca, tampoco hay puentes, y nos llevaron a Kuwonku.
Una Aldea en medio de muchos prados secos sin agua corriente ni luz. Viven en casas circulares de barro y paja con más de 40 personas por familia. Menos mal que la casa de la ONG estaba un poco mejor. Teníamos que descansar para el día siguiente comenzar nuestra ruta.
Decidimos salir pronto para no hacer mucha noche al final de la carrera. 100Kms iban a ser exigentes en esas condiciones. Venimos del invierno y en Gambia al mediodía están a 40 grados.
El camino era bastante llano de tierra naranja y con muchos baches. Se podía ir corriendo a un ritmo bastante cómodo para los dos.
Teníamos un coche 4×4 a nuestra disposición. Así que lo cargamos con agua, barretas y material técnico. También bolsas de chucherías para dar a los niños de las aldeas.
Cada cinco o seis kms teníamos al 4×4 parado esperándonos para rellenar agua e ir comiendo algo.
Cada vez se iba haciendo más duro. Tormenta de arena, viento en contra, ganado que cruzaba el camino etc… y el sol cada vez tenía más fuerza.
Lo mejor era atravesar las aldeas, parar y observar su día a día. Nos atendían muy bien y a todos los niños de las aldeas les dábamos una piruleta.
Nuestro guía les explicaba el recorrido que estábamos haciendo y no se lo creían. Para ellos era demasiado exagerado. Nunca nadie había corrido por esos caminos y se quedaban asombrados.
Los niños pequeños tampoco nunca habían visto a un blanco y al vernos se ponían a llorar de pánico. Ni con la piruleta les podías hacer sonreír. Somos los “tubabs”. Alguna cosa mala les explicaran de nosotros.
Con el sol encima nuestro y casi llegando al cruce del río en Fatoto, Joan decide descansar un poco y avanzar con el coche. Era lo más lógico. Hacía una calor terrible y el agua caliente ya no sabía a nada bueno. En todo el circuito bebimos más de 25 litros de agua. Se dice pronto.
Cruzamos el río en una plataforma donde también subía el coche. Todo era manual. Se tenía que tirar de una cuerda para llegar al otro lado. Yo ya no podía ni tirar. Suerte que al llegar a Fatoto paramos a comer un poco de arroz con cacahuete en una casa de comidas. Descansé veinte minutos.
Al salir de Fatoto fue el peor momento que viví durante la ruta.
Una calor que superaba los 40 grados y sin ningún árbol para que me diera sombra. Infernal.
Cada vez que paraba el coche me tumbaba en la propia sombra del coche. Lo pasé muy mal.
En el km55 toqué fondo. Allí estaba Joan esperándome para continuar conmigo y tuve que estirarme y quitarme la mochila. Necesitaba una corriente de aire fresco urgente. Entre la digestión y la calor, mi cuerpo no estaba bien del todo. Diez minutos tardé en salir del pozo.
Luchaba como nunca. Sabía que era cuestión de horas que el sol se escondiera, así que tenía que avanzar y avanzar. Por la noche me decían que habían hienas del tamaño de un caballo. No podía hacer mucha noche en solitario. Tenía que correr rápido y Joan me ayudó mucho.
Llegando casi a Base Santa Su comenzó a anochecer.
Joan iba como una moto y yo no quería quedarme atrás. Cruzamos el pueblo de noche sin ninguna farola. Solo la luz de nuestros frontales y bastante rápido.
El 4×4 ya había cruzado el río. Nosotros lo hicimos en barca. Remando.
Quedaban solo diez kms para la meta. Todos de noche y solo.
Casi al final tuve la mayor recompensa del recorrido. Apagué el frontal y me puse a correr a la luz de las estrellas. Tenía que levantar mucho las piernas debido a los baches, pero fue una sensación brutal. Al ser tan plano, ninguna montaña alrededor y sin impacto lumínico, las estrellas parecían que estaban dentro de una esfera. Todo el cielo que miraba estaba repleto de ellas.
Un momento que nunca se me olvidará.
A los pocos kms estaba la meta.
Fue un poco fría ya que Joan y Madi estaban dentro del coche con bastante frío y mal cuerpo.
Levanté los brazos y se acabó la ruta. Que fuerte!! Que duro se me hizo. Pero lo conseguí!
De camino a Kuwonku tuve que parar a vomitar y abrigarme un poco. Estaba descompuesto tras los 100kms, 11hrs y esa calor asfixiante de más de 40 grados.
Una cena rápida y a dormir.
A la mañana siguiente nos enseñaron el colegio del pueblo, el hospital que había hecho la ONG y además compramos azúcar, arroz, huevos, aceite y caramelos para la familia de Madi que se portó muy bien con nosotros. Sin él no hubiéramos podido aguantar ni veinte kms.
En la casa donde vivía eran setenta personas. Madre mía que familia!!
Ya que estábamos cerca de Senegal, cruzamos la frontera para ir a visitar a la ONG de Salt, amics de Bolenbou, donde nos enseñaron su proyecto solidario y nos invitaron a su 10 aniversario. Donde comimos arroz con bacalao y presenciamos lucha Senegalesa. Todo un espectaculo.
Ya teníamos todo el proyecto realizado. Todo salió mucho mejor de lo esperado y el material que recaudamos llegaría en una semana.
Solo faltaba descansar un par de días en las playas de Senegambia, coger fuerzas y pensare en el próximo proyecto.
Nunca hay que parar y si es ayudando a los demás, mejor que mejor.